martes, 13 de septiembre de 2011

un lindo mercadito lleno de sorpresas...

Por: Nora itzel grimaldo Navarrete
Del grupo: 2º III  turno matutino

En el mercado  se observa a muchos puestos llenos de zanahorias, jitomates, chayotes, betabeles,  cebollas, papas, calabazas, ejotes, elotes, naranjas, pepinos, limones, aguacates, papayas, jícamas, entre otras frutas y verduras, todas afiladitas y bien ordenadas para dar una mejor presentación.
En cada puesto habían personas portando una bata rosa creo que era obligatoria para vender en  ese lugar, se podían percibir distintos olores unos muy deliciosos, pero otros muy desagradables, como el de la rica y jugosa naranja  y el de pescado muy oloroso.
En ese lugar se encontraban  muchas personas muy diferentes, cada quien se preocupaba por sus cosas nadie de lo ajeno, me sorprendió como había niños afuera del mercado pidiendo para poder comer, estaban llenos de tristeza pero a la vez de fuerza para seguir sobreviviendo fue algo que recordare.
Los niños corrían por aquí y por allá sin importarles lo que sus mamas les dijeran, ellos se sentían libres de jugar en ese espacio, gritos, llantos, risas emanaban del mercado dando a notar que era hora de que la gente salía a comprar su mandado.
Los mercaderes gritaban sus ofertas, precios y algunas frases que causaban risa para que compraran en su local aunque casi no convencían a la gente.
En ese establecimiento también encontré maquinas de videojuegos donde los niños y los adolescentes se divertían sin importarles la hora  ni nada de su alrededor solo ganar y ganar.  La gente se empujaba porque no cavia en algunos pasillos que estaban muy angostos una, una señora no se pudo esperar a que la fila avanzara y se metió tirando unos cocteles, eso me dio a entender la desesperación de las personas
Esto fue lo que yo pude observar en un simple mercado en el cual las personas solo van a comprar sus alimentos del diario.

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